La importancia del lenguaje inclusivo
La importancia del lenguaje inclusivo
Un tema controvertido
La RAE se opone, pues declara rotundamente que
nuestro masculino genérico es el género no marcado y el que se usa y ha usado
siempre para dirigirnos a todos (claro ejemplo de masculino genérico), tanto en
singular como en plural (consulta aquí el informe de la RAE de principios de
2020 sobre el lenguaje inclusivo). Y sin embargo, el femenino, es el
género con marca, que excluye, en este caso al masculino porque no se ve
referenciado cuando lo usamos.
Pero, ¿por qué el masculino incluye y el femenino
no? ¿Porque lo dice la gramática? Podemos decir que, si queremos escribir
acorde a la norma, el uso del masculino genérico es lo correcto, pero es muy
probable que se nos quede corto y tengamos que utilizar más palabras para poder
incluir a todo el mundo en nuestros textos.
Nuestro lenguaje está, muchas veces, lleno de
ambigüedades porque los referentes son escasos o no tienen una relación
completa a lo que mencionan. Es un simple ejercicio, solo hay que pensar si
cada persona a la que estamos hablando está incluida en el mensaje o habría que
añadir algo extra para hacerlo. Por suerte y gracias a nuestro rico
vocabulario, se puede adecuar el lenguaje fácilmente con muchos recursos y
palabras que no dejan duda alguna sobre los referentes. Solamente tenemos que
jugar con el lenguaje, dar rienda suelta a nuestra creatividad e imaginación y
pensar cómo expresar la misma idea con diferentes palabras.
Pongamos un ejemplo. Eres una profesora en un nuevo
colegio, quieres ir al baño y ves este cartel:
- - Baño de profesores al fondo.
Seguro que al leer esta frase te vengan a la mente
varios significados: que se refiere a los profesores y las profesoras en
general, o que dudes si solo se refiere al de hombres y tú lo que necesitas es
realmente ir al de mujeres.
Con un pequeño cambio, no solo evitamos dudar sobre
el significado de la frase, sino que dejamos claro e incluimos a todo el equipo
docente en la misma:
Cambiar ciertos sustantivos por nombres colectivos
o comunes es una de las posibles soluciones. Por suerte, hay muchas más
alternativas que nuestro muy variado idioma nos ofrece como: los desdoblamientos, las
barras o guiones, palabras sin carga de género, nombres epicenos, etc., y todas ellas
están aceptadas por la norma. No estamos hablando de introducir un gran número
de cambios en la gramática, pues ya tenemos bastantes recursos para poner en
práctica el lenguaje inclusivo.
Cierto es que cuando escribimos, muchas de estas
opciones hacen que nuestros textos sean largos y difíciles de leer, por lo que
siempre hay que tener muy en cuenta la economía del lenguaje, que no es más que
saber expresar de manera concisa y correcta nuestras ideas. Y muchas de las
propuestas para usar un lenguaje más inclusivo no ayudan a conseguir este propósito.
También hay que fijarse en qué contexto y a qué público nos estamos refiriendo
y así adecuar dichas soluciones a nuestro texto, pues no todas son las más
adecuadas en todos los ámbitos.
La sociedad cambia, evoluciona y con ella debería
ir nuestro idioma. Los ejemplos mencionados antes son claros, por eso la nueva
realidad que vivimos tiene que estar representada también con nuestras
palabras. El uso de un lenguaje más inclusivo para poner de manifiesto y nombrar
a todas las personas de nuestra sociedad no debería ser un tema que separe a la
gente, sino todo lo contrario, es algo enriquecedor que nos ayuda a ser más
conscientes de las necesidades que existen y a usar las palabras de una manera
acorde y coherente a la vida actual.
Comments
Post a Comment